Editorial

Ante todo, crecer

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Los líderes de las 21 economías que integran el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC), del que Chile es miembro hace 30 años, confirmaron su participación en la cumbre que se desarrollará hasta el 16 de noviembre en Lima. La cita reunirá a las economías que representan más del 56% del Producto mundial y por sobre el 46% del comercio global, marco en el que el Presidente chino, Xi Jinping, protagonizará un hito regional. Durante la Cumbre Empresarial de APEC, previa a la reunión de líderes, inaugurará hoy el megapuerto de Chancay, construido por la estatal china, Cosco Shipping, en una clara señal del peso que la segunda mayor economía del mundo busca ejercer en la región, en medio de la pérdida de protagonismo de Estados Unidos.

Más que buscar nuevos socios comerciales, el desafío es maximizar los acuerdos vigentes.

En este escenario, diversos analistas y líderes empresariales se preguntan cómo debiera Chile sortear las aguas revueltas de la disputa comercial entre Beijing y Washington, considerando que China es hoy el principal socio comercial de nuestro país. Chile ha establecido una red de acuerdos que cubre 65 economías, situándose como uno de los países con mayor acceso al PIB mundial y más del 60% de sus exportaciones dirigidas a Asia y Oceanía. En entrevista con DF, el canciller Alberto Van Klaveren sostuvo que, en ese escenario, “Chile aspira a quedar al margen de los grandes conflictos geopolíticos y a evitar sus efectos”. Se trata de una estrategia razonable, que busca articular la política comercial y el desarrollo económico, pero que también invita a reflexionar si esta apuesta por la invisibilidad -para impedir que las esquirlas de la confrontación de potencias afecten el clima local de negocios- podría estar dejando de lado oportunidades comerciales sin explorar.

Es probable que el desafío de Chile no radique en buscar nuevos socios comerciales, sino en maximizar los acuerdos existentes, de manera que se traduzcan en crecimiento económico. APEC, de hecho, no es solo una oportunidad para afianzar relaciones con las economías más influyentes, sino también un espacio para acercarse a los países del sudeste asiático, que integran el Asean, y representan opciones de crecimiento, en especial para las exportaciones ligadas a la transición energética.

Lo cierto es que, mientras el crecimiento tendencial del país se mantenga en los bordes del 2%, cualquier convenio con Asia-Pacífico, el Golfo de Arabia o incluso Estados Unidos será insuficiente para impulsar una mejora significativa del desempeño económico. En este marco, es esencial abordar los problemas estructurales que limitan la capacidad de expansión, incluyendo una matriz productiva excesivamente dependiente de la extracción de recursos básicos y la falta de dinamismo en sectores de alto valor agregado, para dar paso a una apuesta mucho más activa que reactiva ante el nuevo escenario geopolítico que abrió la reelección de Donald Trump. Y en ello, tal vez se requiera dar aún mayor visibilidad a la propuesta exportadora y comercial de Chile, en lugar de optar por un perfil bajo en la escena internacional.

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